Para todos aquellos que hayáis visto la película/documental Le mystère Picasso, de Henri Georges Clouzot, como para los que no, voy a dedicar esta entrada a una de las muchas obras que crea Picasso durante el largometraje. Se llama Playa de la Garoupe. Elijo esta porque me parece muy divertida e inspiradora, aunque en realidad, podría haber escogido cualquier otra, porque son todas estupendas.
Voy a realizar un ejercicio de imaginación, porque, las obras de Picasso, tan variopintas y originales, me resultan, como dice el nombre de la película, un misterio para mi... ¿de dónde saldrían esos personajes que pintaba en sus cuadros, además, con tanta improvisación? ¿en qué lugar de su mente se encontrarían las pequeñas figuras, cada cual más graciosa y diferente a las otras? Qué querría decir exactamente con ellas, y quiénes eran... es todo un misterio, pero, yo voy a intentar recrear una posible historia del origen de cada personaje en este cuadro.
Un hombre en bañador (o calzoncillos, nunca se sabe) observa el panorama, de brazos cruzados desde la puerta de su casa- que yo, me la imagino en primera línea de playa en la Garoupe.- Parece pensativo, pero, ¿quién sabe realmente lo que piensa? Podría estar pensando en el bonito día que hace, en las olas del mar que hoy están ajetreadas, puede estar pensando en su mujer o su amante, que tal vez está ahora mismo dándose un baño en el mar... o, puede que no esté pensando absolutamente en nada, como muchas veces ocurre al observar algo tan bonito, que te hace olvidar todo lo demás... No sabemos como se llama, pero, vamos a llamarle, para recordarle, por ejemplo, Pedro.
Más abajo, difuminado entre trazos verdes, morados, rosas y naranjas, divisamos a otro hombre en bañador ¡Que calor debe de hacer! Tanto, que este no se ha resistido, y se está tirando ya al agua de cabeza, ¡esperemos que caiga bien...! A este nadador, podríamos llamarle, para irle conociendo, Pepe.
A la derecha, por la orilla, camina Roberto, con algo bajo el brazo. Parece una toalla, aunque también podría ser una pelota. Por su postura, con el brazo libre hacia adelante, decidido, parece que anda apresurado... seguramente sea el típico deportista que le gusta ir a ritmo rápido de una punta a la otra de la playa (en todas las playas se encuentra a alguno de estos) Pero en realidad, Roberto puede que vaya a alguna parte, puede que alguien le esté esperando al final del camino...
¡Cómo si fuera fácil no verles! Por ahí vienen agarrados, la mujer pechugona y el culturista barbudo... Son famosos allí en Garoupe... siempre puedes verles de la mano o abrazados, muy acaramelados... rondarán los treinta, pero parecen unos adolescentes enamorados por primera vez... ríen, juegan con la arena y las olas, se besan, discuten, gritan... son todo un espectáculo, casi como una telenovela. Además, lo bueno es que puedes verles casi a diario, así que no te pierdes ningún capítulo de su tragicomedia amorosa. Llamémosles, Calisto y Melibea. Aunque también podrían ser Don Andrés de Alcazar y Doña Lupita Ferreira... No sabemos exactamente en que situación amorosa se encuentran hoy, pero por lo agarraditos que caminan, parece que los humos están despejados...
Atravesado por una especie de pararrayos (nunca viene mal las precauciones, sobre todo en una playa tan concurrida como esta) vemos a Peter el Aventurero, todo de blanco sobre el intenso azul del mar, haciendo Kitesurf -este deporte que está tan de moda, en el que va la gente montada en una tabla, impulsados por una cometa... - puede resultar un poco peligroso ¡se avanza rapidísimo! sobretodo los días de viento como el que parece hacer hoy... Menos mal que está Valentino, el guapo vigilante de la playa, al acecho, con su redondo rostro vigilante -casi en el centro del cuadro... - Pasa ahí horas y horas, pero lo cierto es que nunca se aburre: en esa playa siempre pasa algo, y él es un buen observador... Hombre de pocas palabras pero mirada llamativa y profunda... No pasa desapercibido por las jovencitas, que intentan llamar su atención en la playa, tomando el sol bajo su puesto de vigilancia, dirigiéndole tímidas sonrisas, miraditas y silbidos... ¡aunque sin muchos resultados...! Valentino es un joven muy misterioso. Ha salvado muchas vidas todos los veranos, todo el mundo sabe quién es y le están muy agradecidos por su estupendo trabajo, pero nadie sabe cómo es él realmente, cómo es su vida aparte de los veranos en los que trabaja en la playa, cuál es el oscuro pasado, que, a veces, parece esconder tras ese rostro tan bello pero serio....
Para ilustrar a las busconas señoritas que intentaban llamar la atención de Valentino, allí tenemos a Sandra, tumbada sobre la arena, a los pies del puesto de vigilancia (podemos verle justo debajo del socorrista en el cuadro, con un bikini de color azul) Con una postura muy estudiada, se broncea durante horas y horas cada día, mientras que observa con anhelo y esperanza al joven socorrista, maquinando e imaginando la situación perfecta en la que ella se marearía por el calor y él bajaría a rescatarla... (y con un poco de suerte, ¡hasta le haría el boca a boca!)
Abajo del todo, por la derecha de Sandra, aparecen las mesitas de la terraza del bar-restaurante La Pesquería de la Garoupe, mítico del lugar, cuyo dueño, Jose Frías, estuvo casado en París con una famosa bailarina de ballet, muy amiga de la famosa Olga Khokhlova (¡qué casualidad para nuestro amigo Picasso!) Estupendo lugar para tomarse un tentempié y una bebida para refrescarse a lo largo de la jornada playera... Incluso los hay, que se permiten el lujo de comer allí (tienen unos pescaditos frescos riquísimos)
También los hay que prefieren ser ahorradores, y ya que van a la playa, aprovechan para llevarse unos bocadillos para la comida, como adivino que es el caso de la madre y el hijo que regresan de la mano, tras darse un baño, hacia su sombrilla... ¡qué divertidos son los días familiares con picnic!
Y, por último, pero no menos importantes (sí, importantes en plural, porque me da la sensación de que las dos últimas figuras tienen una historia aparejada...) se encuentran Margarita y Joaquin. Representados en una esquina de la composición, creo, por alguna razón. Se trata de una historia importante... ¿por qué sino iba Picasso a molestarse por darles una situación tan privilegiada dentro del cuadro? Ella tan enorme, y el tan alargado y sugerente...Además, se encuentran como separados del resto de los personajes por lo que parece un poste de electricidad (por las cables que lleva a ambos lados.. )
Margarita es elegante: no solo en su manera de sentarse, esa postura tan "casual", ni por su original sombrero importado de Milán... Sino porque su tono de piel, resalta sobre el resto. Picasso la quiso pintar de color verde. Sin duda, se trataba de una chica especial, diferente al resto. Parece tan independiente... creo que por eso Joaquin, la misteriosa figura alargada del extremo derecho, la observa embelesado... yo creo que la admira, pero no se atreve a acercarse a ella. La lleva acechando desde hace tiempo...
Como al resto de los personajes, a la figura de la derecha la hemos puesto un nombre aleatoriamente: Joaquin. Pero a mi, al fin y al cabo después de contar toda esta historia... me da la sensación de que el hombrecillo apodado por mi Joaquin, se trataba en realidad -representado de manera anónima y camuflada (todo de negro, sin casi forma) - del mismísimo Picasso. Algo me dice que el pintor se quiso retratar, observando a la mujer que tanto deseaba conocer desde hacía tiempo, pero a la que no se animaba a acercar... Apodada también aleatoriamente Margarita, pero su nombre real, no lo podemos saber...
Cómo tampoco podemos saber si esta historia inventada se acercaría a la realidad que pintó Picasso...o no...!! Al igual que la historia la he querido escribir de esta manera, podría haber sido de cualquier otra forma...seguramente, a cada persona se le ocurra una diferente: es lo que tiene el maravilloso poder de la imaginación. Y todo gracias a la divertida oportunidad para imaginar que nos brinda Pablo Picasso con cada uno de sus cuadros.
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